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El hábito de fumar y la enfermedad arterial periférica (EAP)

Fumar es el hábito que presenta mayor peligro para la salud de las arterias. Aumenta el riesgo de desarrollar la enfermedad arterial periférica (EAP). La EAP es una enfermedad que afecta las arterias de las piernas. Si usted tiene EAP, es probable que la enfermedad se extienda a otras partes del cuerpo también. Esto aumenta el riesgo de ataque al corazón o de ataque cerebral.

¿Por qué el hábito de fumar puede producir EAP?

Fumar causa hinchazón y enrojecimiento (inflamación) y esto facilita la acumulación de placa. La placa es una sustancia similar a la cera, formada por colesterol y otras partículas. La placa puede acumularse en las paredes de las arterias. Cuando hay demasiada placa, las arterias pueden estrecharse y restringir el flujo de sangre. Esto, a su vez, aumenta el riesgo de enfermedad arterial periférica y la formación de coágulos de sangre. Además, aumenta también otros factores de riesgo, como la presión arterial alta y el colesterol alto. Todos estos factores aumentan hacen que sea más propenso a tener trastornos arteriales.

¿Qué ocurre si no deja de fumar?

  • Los fumadores tienen de 2 a 4 veces más probabilidades de morir a consecuencia de un ataque al corazón o de un ataque cerebral que los no fumadores.

  • Tienen mayor riesgo de desarrollar EAP grave, dolor en las piernas al caminar (claudicación), muerte de tejido corporal debido a una falta de flujo de sangre (gangrena) o de que deban amputarles una pierna o un pie.

  • Tienen mayor riesgo de desarrollar un aneurisma aórtico abdominal (AAA). El AAA es un bulto en la aorta, una arteria principal del cuerpo. El aneurisma puede romperse de manera repentina y causar la muerte.

¿Qué ocurre si deja de fumar?

  • El riesgo de ataque al corazón y de ataque cerebral se reduce tan pronto como deja de fumar.

  • Después de 1 año sin fumar, el riesgo de ataque al corazón se reduce a la mitad.

  • Después de 5 a 15 años sin fumar, el riesgo de ataque al corazón y de ataque cerebral es similar al de una persona que nunca fumó.

  • El riesgo de amputación y otras complicaciones de la enfermedad arterial periférica se reduce.

  • También se reduce el riesgo de desarrollar un aneurisma aórtico abdominal.

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